día 5

En los momentos de lucha

Dios te escucha.

 

CUENTO

 

Un tropiezo
por Mamerto Menapace, publicado en Cuentos Rodados, Editorial Patria Grande

Hacía muchísimo calor en el campo de trigo. Ciriaco se había levantado muy temprano a fin de aprovechar el fresco de la mañana para terminar de arar el trigal.  Las primeras plantas ya daban espigas.

Serían cerca de las once de la mañana, y ahora el cansancio se desparramaba por su cuerpo lo mismo que el sudor que lo deshidrataba dejándole huellitas de sal al secarse. Tenía sed y esperaba llegar cuanto antes a su rancho para refrescarse bajo el chorro de agua de la bomba.

Decidió acortar el camino y tiró derecho por entre las yerbas altas. Con las herramientas al hombro, y arrastrando a medias sus viejas alpargatas, trataba de avanzar por entre el malezal. Iba distraído de lo que hacía y concentrado en lo que le esperaba. Ni tiempo tuvo de darse cuenta, cuando sus pies tropezaron en un gran bulto que estaba escondido.

No hubo manera de evitar la costalada. Instintivamente arrojó a un lado la azada, para no lastimarse con ella, y dejó que el cuerpo cayera lo más flojo posible, para evitar quebraduras. Se dio un tremendo golpe que apenas si lograron mitigar las ramas de la planta que lo recibió. Desde adentro le nació la necesidad de desahogarse con una maldición. ¡Lo que le faltaba al día!

Pero se contuvo. Si había tropezado, con algo sería. ¿Y si aquello fuera una sandía? Se puso de pie, y recogiendo la azada, fue despejando el lugar donde terminaban las huellas de sus pisadas y comenzaba la de su cuerpo. Y efectivamente, allí entre la yerba, estaba una hermosa sandía. Pesaba como veinte kilos. Seguramente alguna semilla de la cosecha anterior había germinado entre el rastrojo, y ahora le ofrecía su fruto de la única manera que tenía: poniéndoselo delante de sus pies.

A pesar del cansancio, del calor, y de su cuerpo dolorido por la caída, cargó con cariño la sandía sobre sus hombros y con cuidado completó la distancia que lo separaba de su rancho. Y mientras de antemano saboreaba la sorpresa que le daría a su patrona, se iba diciendo a sí mismo:

-¡No hay tropiezo que no tenga su parte aprovechable!

 

Rumiando el relato

¿Dónde acontece el relato? ¿Qué sucede con el protagonista?

¿Cómo reacciona ante el tropiezo? ¿Qué enseñanza ofrece el autor al final del cuento?

Descubriendo el mensaje

El cuento nos ayuda a pensar en las dificultades y tropiezos de la vida (también como señala al final el autor, en las críticas que recibimos… a veces como golpes…)

¿Cómo reaccionas ante las dificultades inesperadas? ¿Qué tropiezos has tenido en tu vida? ¿Has aprendido algo de ellos?

       

 

     pistas de tractor cruzando una hierba verde con una cabaña abandonada contra cielo nublado en la puesta del sol y el horizonte montañoso brumoso Foto de archivo - 6451658                              Sandía

 

 

 

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