día 2

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EQUIPO

 

1.    PARTIMOS DE LA VIDA

Vamos a leer el cuento de Serafín. Hay que hacer todos los gestos que se nos invitan a hacer.

 

El pequeño Serafín estaba un buen día en el cole jugando con gran regodeo en el recreo,
cuando de repente,
se llevó la mano a la frente, y se dijo:

— ¡Arrea! En mi casa me dejé mi bocadillo de membrillo. ¡Y tengo un hambre muy grande!

Entonces el pequeño Serafín
se puso la mano en su estómago desconsolado que rugía de hambre como un león enjaulado.

En esos momentos
una niña muy atenta
se acercó a él y le dijo contenta:

— Me he dado cuenta de que tienes hambre. Toma un trozo de mi bocadillo de membrillo para que no tengas ningún calambre.

Serafín, sorprendido, dio un gran salto de alegría,
le dio las gracias y se lo comió con ganas,
mientras la niña se marchaba saltando llena de alegría.

Al día siguiente,
 Serafín estaba en el suelo del patio sentado porque el lazo de un zapato se le había desatado, y como no sabía hacerse el nudo en el zapato 
se rascaba la cabeza pensando cómo solucionarlo.

(Ahora damos todos a la vez un gran salto de alegría como Serafín.)

(Ahora todos hacemos como Serafín, nos ponemos la mano en el estómago y rugimos como un león enjaulado.)

En esos momentos, la misma niña, muy atenta, se acercó a él y le dijo contenta:

— Me he dado cuenta de que tienes desatado el zapato. Si quieres te digo cómo atarlo.

Serafín, sorprendido, dio un gran salto de alegría, aprendió a atarse el zapato y le dio las gracias asombrado, mientras la niña se marchaba saltando llena de alegría.

Otro día iba Serafín por el patio del colegio nervioso como un oso,
moviéndose de un lugar a otro,
mirando al suelo como loco

porque se le había perdido un cromo muy valioso.

En esos momentos, la niña atenta se acercó a él y le dijo contenta:

— Me he dado cuenta
de que se te ha perdido algo muy preciado, y por casualidad,
un cromo muy valioso me he encontrado en el patio tirado.
Igual es lo que estás buscando.

(Ahora todos a la vez hacemos como Serafín, nos rascamos la cabeza con una mano, y al mismo tiempo, con la otra mano, nos tocamos un zapato.)

(Ahora damos todos a la vez un gran salto de alegría como Serafín.)

(Ahora todos a la vez hacemos como Serafín, miramos al suelo buscando algo que se nos ha perdido y nos movemos de un lugar a otro buscando como locos.)

MA y VIVE la JUSTICIA

Serafín, sorprendido, dio un gran salto de alegría, cogió el valioso cromo
y le dio las gracias emocionado,
mientras la niña se marchaba saltando llena de alegría.

(Ahora damos todos a la vez un gran salto de alegría como Serafín.)

Entonces Serafín se marchó tras la niña
para preguntarle cómo se llamaba,
y porqué tanto le ayudaba,
acertando siempre en todo lo que necesitaba.

La niña le dijo que su nombre era Paula, y tenía un gran poder en su mirada. Con sólo mirar a los que están a su lado sabe si hay alguien necesitado.

Y cuando lo descubre,
le echa una mano para ayudarlo. Entonces una gran alegría
le llena su barriga de cosquillas.

Al oír esto Serafín, sus ojos se iluminaron como bombillas, y le dijo sin dudarlo:

— Yo también quiero que mi barriga se llene de cosquillas. ¿Me enseñarás a tener el mismo poder de tu mirada?

 

Al contestar Paula que sí, 
Serafín dio un gran salto de alegría.

Y desde aquél día
Serafín aprendió de Paula el gran poder de su mirada.

Le enseñó a fijarse en las caras
para descubrir lo que sus gestos significaban. Había de muchos tipos:

(Ahora damos todos a la vez un gran salto de alegría como Serafín.)

Había caras tristes (...Ahora ponemos todos cara triste).
Había caras enfadadas (...Ahora ponemos todos cara enfadada). Había caras asustadas (...Ahora ponemos todos cara asustada).
Había caras preocupadas (...Ahora ponemos todos cara preocupada). Había caras aburridas (...Ahora ponemos todos cara aburrida).
Había caras de dolor (...Ahora ponemos todos cara de dolor).

Había caras de cansancio (...Ahora ponemos todos cara de cansancio).
Había caras agobiadas o nerviosas (...Ahora ponemos todos cara agobiada o nerviosa por algo).

... Y había muchas caras más.

También Paula le enseñó a fijarse en los gestos, grandes o pequeños,
que las personas hacemos
con las manos o con nuestro cuerpo.

Por ejemplo, para decir sin palabras que tenemos hambre.

(Ahora todos decimos sin palabras que tenemos hambre.)

O para decir sin palabras que necesitamos ayuda o que alguien nos socorra.

(Ahora todos decimos sin palabras que necesitamos ayuda.)

O para decir sin palabras que tenemos frío.

O para decir sin palabras que tenemos calor.

(Ahora todos decimos sin palabras que tenemos frío.)

(Ahora todos decimos sin palabras que tenemos calor.)

O para decir sin palabras que nos hemos hecho daño.

(Ahora todos decimos sin palabras que nos hemos hecho daño.)

O para decir sin palabras que estamos tristes y deprimidos.

(Ahora todos decimos sin palabras que estamos tristes y deprimidos.)

O para decir sin palabras que tenemos un problema muy gordo, no sabemos qué hacer y estamos pensando.

(Ahora todos decimos sin palabras que tenemos un gran problema y estamos pensando.)

Y muchos gestos más.

Serafín aprendió tanto de Paula,
que llegó a tener el mismo poder de su mirada.
Sabía lo que les pasaba a las personas que estaban a su lado con sólo mirar sus caras,
o fijarse en los gestos, grandes o pequeños,
que sin darse cuenta hacían sus cuerpos.

De esta manera, como hacía Paula,
Serafín empezó a descubrir
quién tenía alguna necesidad o estaba pasándolo mal, y sin dudarlo se lanzaba a ayudarlo.
Y con gran alegría, Serafín descubría
que siempre que así lo hacía,
su barriga se llenaba de cosquillas.

Y colorín colorado este cuento
muy lleno de cosquillas se ha terminado.

(Ahora todos hacemos cosquillas en la barriga a la persona que tenemos a nuestra derecha, y luego a la que está a nuestra izquierda, para terminar con mucha alegría.)

2.    TU PALABRA NOS DA VIDA

Hechos de los apóstoles 2,44-45 "Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común. Vendían sus posesiones y bienes, y lo repartían a todos según sus necesidades".

 

3.    ORACIÓN PARA LA VIDA

 

Padre bueno,

 

en este día tan feliz

 

para mí y para muchos,

 

no quiero olvidarme de todos los niños

 

que sufren en el mundo.

 

 

 

Por los niños enfermos,

 

por los niños de la guerra,

 

por los niños de la calle,

 

por los niños abandonados,

 

por los niños sin familia,

 

por los niños que no pueden ir a la escuela,

 

por los niños que no tienen para comer,

 

por los niños que deben trabajar,

 

por todos ellos Señor,

 

te quiero pedir en este día.

 

 

 

Ayúdame a vivir solidario

 

con todos ellos.

 

 

 

Que nunca olvide que Tú estás presente

 

en el rostro de cada niño.

 

4.    COMPROMISO PARA LA VIDA

Comer todo lo que me echen en el plato, si esto no me cuesta mucho no repetir la comida que más me gusta durante el día de hoy.

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Diego Ernesto