DÍA 6

Este nuevo Dios SIEMPRE estará contigo:

"Los siete hermanos macabeos"

 

 

 

DIEGO ERNESTO

 

Entonces ¿tenemos que luchar por hacer cosas buenas, por mejorar apostólicamente y trabajar por MIES? ¡Claro que tenemos que seguir! Con la ilusión más grande de todas, porque estamos construyendo el Reino. ¡Dios nos ha dignificado tanto! Tenemos que trabajar intensamente, somos responsables de nuestro destino, pero con esa alegría interior tan grande de que la obra la hace Dios y que a mí no tiene que importarme para nada ver el fruto o no; aunque no lo vea, el Reino se hace; tardará más o menos, pero es seguro que se va haciendo. En realidad está hecho ya porque está en Cristo y María.

Lo que interesa esencialmente es convertirnos a Dios, no a las cosas buenas. Mi gran día es cuando digo «no puedo nada», y lo digo de verdad. Creemos que lo decimos de verdad, pero en el fondo lo decimos con «coraje interior». Decimos: «No puedo nada», pero en el fondo estamos diciendo: «Sí, sí, claro que puedo hacer algunas cosillas». Hay que decir: «No puedo realmente nada. Es Dios quien lo hace».

El mayor miedo al que yo me refería es que tememos aceptarlo porque no nos fiamos mucho de ese Dios que actúa de forma tan gratuita. Parece que decimos: «¿Será verdad que Dios me quiera de esa manera y que no espere de mí nada?» Pues esa es la verdad: Dios te ama tanto que actúa siempre así. Y, además, te va a regalar todas las obras, porque vas a entrar en el cielo con las manos vacías de obras tuyas pero muy llenas de las obras de Cristo.

Evangelio de la Gracia (capítulo 7, La revelación del Amor absoluto)

DESCARGA PARA IMPRIMIR

volver