El apóstol Mies trata de crear un ambiente y un entorno donde se predican y viven valores que suelen ser distintos a los que se perciben fuera de él, los valores del Reino de Cristo. Ése debe ser nuestro objetivo a más alto nivel. No se trata, en su esencia, de una academia de fe sino de una forma de vida. Los procesos formativos que utilizamos son, sobre todo, una oferta de estilo de vida y de su fundamento. Somos, por tanto, también una escuela de fe donde el aprendizaje de la oración y el descubrimiento de Jesús son una de las facetas más ilusionantes para el apóstol.
Queremos que el niño y el joven desarrollen sus ansias de grupo y socialización. Una gran parte de nuestras actividades giran alrededor de la formación de grupos humanos. El grupo no como fin, sino como medio y como método de inculturación de la fe. Así El ambiente que queremos crear debe ser, sobre todo, de aceptación para todos, donde todos sientan el amor y el acompañamiento. En un mundo donde son normales y cotidianas las pequeñas o grandes discriminaciones queremos hacer vivir la igual dignidad de las personas. Pretendemos que el niño no se acerque sólo a un grupo de gente, que, además, tarde o temprano desaparecerá. Su integración en la vida parroquial, litúrgica y comunitaria debe darse dentro los plazos y ritmos que se consideren adecuados, esa es nuestra meta final.