Preparación teológica, filosófica, sicológica y pedagógica, siempre por encima de los niveles mínimos que requieran los lugares de envío. El apóstol debe tener una suficiente preparación humana-teológica que le permita a él ser también formador y acompañar a los destinatarios de su apostolado respetando adecuadamente su crecimiento como personas.
No es normalmente necesario ser un especialista en todos los campos, pero sí ser una persona con una síntesis filosófica-teológica ya realizada, al menos la suficiente para ayudar a sus encomendados a situar los problemas y a entender sus propias realidades existenciales. Debe ser suficientemente competente en cada uno de los temas que ha de transmitir en su quehacer apostólico, de modo que le sea fácil la preparación de las actividades y reuniones necesarias al fin de evangelizar. Debe ser una persona en continuo reciclaje, ordenado y organizado, huyendo de las improvisaciones por sistema, que pone en juego todos sus talentos para la sublime misión que le encomienda la Iglesia. El Mies es un apóstol preocupado por ofrecer respuesta adecuada a colectivos y realidades que son cambiantes. La autoformación y la formación permanentes serán promovidas en las comunidades y en la Asociación, tanto a través de la elaboración de materiales específicos, recomendación de bibliografía, de actividades específicamente formativas (encuentro de responsables, realización de cursillos, formación en instituciones o a distancia, etc.) o del aprovechamiento de actividades de carácter provincial o general donde se incluyan acciones formativas como parte de su desarrollo.No es normalmente necesario ser un especialista en todos los campos, pero sí ser una persona con una síntesis filosófica-teológica ya realizada, al menos la suficiente para ayudar a sus encomendados a situar los problemas y a entender sus propias realidades existenciales. Debe ser suficientemente competente en cada uno de los temas que ha de transmitir en su quehacer apostólico, de modo que le sea fácil la preparación de las actividades y reuniones necesarias al fin de evangelizar. Debe ser una persona en continuo reciclaje, ordenado y organizado, huyendo de las improvisaciones por sistema, que pone en juego todos sus talentos para la sublime misión que le encomienda la Iglesia. El Mies es un apóstol preocupado por ofrecer respuesta adecuada a colectivos y realidades que son cambiantes. La autoformación y la formación permanentes serán promovidas en las comunidades y en la Asociación, tanto a través de la elaboración de materiales específicos, recomendación de bibliografía, de actividades específicamente formativas (encuentro de responsables, realización de cursillos, formación en instituciones o a distancia, etc.) o del aprovechamiento de actividades de carácter provincial o general donde se incluyan acciones formativas como parte de su desarrollo.