Todos los Misioneros de la Esperanza, sea cual sea su estado, y en cualquiera de las secciones de MIES, están llamados a una vida cristiana radicalizada, según la progresión en el descubrimiento de la vocación de consagrado. Deberán ser signo auténtico de la presencia de Dios entre los hombres, y de la vida futura, teniendo todos las exigencias de santidad que brotan de la Consagración Bautismal, e identificándose con las actitudes vitales más profundas de Jesús: disponibilidad a la acción de Dios en el hombre, y entrega fraterna, solidaria y comprometida con los hermanos.
Los Misioneros de la Esperanza que estén llamados por Dios a ello, harán su Consagración ante la Iglesia mediante la emisión de Promesas y Votos, que les comporta unos nuevos Vínculos y Gracias sobreañadidos a los del Bautismo, y con los cuales testifican un compromiso de entrega radical a Dios, a la Iglesia y a los hombres, que no pueden rebajar en la práctica sin romper este vínculo sagrado con el Señor y la Iglesia.
Todos los Misioneros de la Esperanza tendrán como referencia de vida aquellos consejos evangélicos que Jesús propone para entrar en el Reino, que se recogen en la Espiritualidad de MIES y que, principalmente, son éstos:
El Sermón del Monte será el Código fundamental que sigue el Misionero, aspirando a vivir el espíritu de las Bienaventuranzas.
Estos consejos, vividos intensamente, conforman el estilo de vida y el testimonio evangélico que todos deberán asumir como condición de su ser consagrados.
Los que emiten Promesas y Votos adquieren un especial compromiso ante la Iglesia en la práctica de estos consejos evangélicos, asumiendo como obligación la vivencia radical de ellos, por entrega generosa a Dios y con espíritu de fe liberadora.
Las Promesas y Votos se hacen concretos en los Consejos Evangélicos, tradicionalmente interpretados por la Iglesia, de Pobreza, Obediencia y Castidad. Este último será emitido por los célibes, mientras que los no célibes lo sustituirán por uno de Vida Testimonial, que consistirá en una práctica ejemplar de los consejos evangélicos citados en el artículo anterior junto a un compromiso apostólico-social evidente, en perfecto equilibrio con las exigencias propias de la vocación de estado -casados o solteros-
El desarrollo catequético sobre los fines, la es¬piritualidad y los matices de los Consejos Evangélicos se contiene en el Ideario de MIES, el cual será conocido y llevado a la práctica por todos los miembros de la Asociación.