El pasado sábado 14 de marzo después de leer el Evangelio del día, el hijo (o el Padre) pródigo, recordábamos una canción entrañable que grabamos en un CD de Mies, la de Lc 15, que hacía referencia a este pasaje. Vimos que era una llamada del Señor a la esperanza en su misericordia. Y nos pusimos manos a la obra. Primero grabamos la música y poco a poco hicimos un espacio en nuestro confinamiento para ir grabando cada voz. Después nos entretuvimos en unirlo todo y finalmente parimos este vídeo con el que queremos mandaros el consuelo de la certeza de que nuestro Padre nos espera a todos al salir de este encierro, parábola de nuestro vagar interior en este mundo de prisas que nos ha obligado a parar. Gracias Señor.