La Iglesia es así, es una madre misericordiosa, que comprende, que siempre trata de ayudar, alentar, incluso frente a sus hijos que estaban equivocados y que se equivocan, nunca cierra las puertas de la Casa, no juzga, sino que ofrece el perdón de Dios, ofrece su amor que invita a retomar el camino, incluso a aquellos hijos que han caído en un profundo abismo, la Iglesia no tiene miedo de entrar en su noche para darles esperanza, ¡la Iglesia no tiene miedo de entrar en nuestra noche, cuando estamos en la oscuridad del alma y de la conciencia, para darnos esperanza! ¡Porque la Iglesia es madre!