SEMBLANZA de María del Carmen Zamora
No conocí mucho a Mari Carmen Zamora. No era miembro de nuestra Comunidad
MIES (pues pertenecia a la de Nuestra Señora de Gracia de Belmonte) y por ello su
conocimiento es limitado, pero no por ello menos cercano y fraternal. Creo que pasó
despercibida en la Asociación, como ocurre a veces con algunas personas. Sin embargo
no puedo olvidar la Eucaristía en el día que se celebró su paso a reunirse con ese Dios en
que ella tenía depositada su esperanza.
En ella participaron muchos sacerdotes, pues trabajaba en la residencia diocesana
para ellos. La homilia de la Eucaristía corrió a cargo del sacerdote D. Gabriel Leal, que no
recuerdo si presidia la celebración o no, pero sí que la pronunció en forma de panegírico.
Mari Carmen estuvo dos veces al borde de la muerte. En la primera ocasión pudo
curarse de su mal y en la postrera voló al Cielo. D, Gabriel nos narró que fue a verla
ultimamente en su lecho de muerte y le había comunicado que le estaba pidiendo a Dios
su curación, porque sus dos hijos pequeños la necesitaban todavia mucho. Y que ella,
Mari Carmen, le había respondido: “Tú pídele al Señor que se haga su voluntad, o crees
que Dios, que es Padre, no va a cuidar de mis hijos mejor que yo, si es que me voy”.
Me impresionó mucho su fe, en un momento tan transcendental como es la hora de
la muerte, y más tratándose de sus propios hijos pequeños. Porque, las que somos
madres nos creemos imprescindibles para ellos. No he podido olvidar ese momento del
relato.
Firma: Ana Mari Tineo