HOMILÍA MIÉRCOLES CENIZA-B (17 febrero 2021)
Mt 6, 1-6.16-18
Hoy es Miércoles de Ceniza. Comenzamos la Cuaresma. ¡No vayas con tanta
prisa! ¡Párate un momentito!
Hoy podríamos quedarnos en las formas descuidando el fondo. Podríamos
quedarnos en la ceniza, el morado de los ornamentos, la abstinencia sin ir a lo
fundamental que da sentido a lo demás. ¿Y qué es lo fundamental? Es Jesús, que me
amó y se entregó por mí; que vive y me llama a amarlo y a seguirlo.
Hoy, como siempre, la ceniza tendrá sentido desde Jesús. Porque recibirla no es
un acto mágico, ni un recordatorio de nuestra mezquindad. Es un acto de realismo,
sensatez y sabiduría.
Hoy reconocemos que, estando hechos para amar, necesitamos que nos ayuden a
hacerlo. No es día de menospreciar la condición humana, sino de aceptar que ella está
marcada por la fragilidad y la necesidad de los otros.
Hoy es un día para parar, para poner nuestra relación de Jesús como clave de
nuestra vida, para decirle que le amamos y para reconocer que necesitamos de su amor.
Porque el ser humano no es más poderoso cuando enmascara su debilidad, sino cuando
la reconoce como constitutiva. Somos seres soñados y creados por el amor de Dios y
tocados por el signo del polvo, la ceniza, la tierra y el barro.
Hoy proclamamos que somos proyecto inacabado de amor. Que siendo creados
por amor, no nos lo terminamos de creer del todo. Que estando hechos para vivir de
amor, no terminamos de amar del todo. Que habiendo sido llamados por el amor de
Jesús, no terminamos de seguirlo del todo.
Hoy es día de soñar con el amor desde la humildad de nuestras opciones. Día para
recordar que el Amor convierte en milagro el polvo de nuestro barro.
Hoy, en medio de la algarabía de la vida, comienzas a entrar en lo escondido, en
aquello de ti que solo el Padre ve. En el ir y venir del día a día, envueltos en la sinfonía de
ruidos de lo cotidiano se te invita a cerrar la puerta para permitir al Espíritu que actúe
desde lo profundo del corazón.
Hoy, aún pisando asfalto, comienzas a adentrarte en el desierto. Allí Dios hablará al
corazón que alberga tus valores, tus opciones, tus experiencias fundanfes. Y ese susurro
irá regenerando lo que está cerrado a la vida y al amor, hará posible que puedas
responderle con la juventud del Evangelio.
Hoy se te dirá, recuerda que eres polvo, fragilidad habitada, barro con capacidad
de desear a Dios, proyecto siempre a medias, tesoro en vasija de barro.
Hoy se te dirá, zambúllete en ese proceso de conversión que te irá llevando a creer
en el Evangelio, en Jesús y en su proyecto.